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Opinión y CríticaPor Rafael Squirru

Por Rafael Squirru

Escritor y Crítico de arte argentino Revista de Arte Arte al Día

¡ SÓOLO ROJAS !

Elmar Rojas es artista guatemalteco nacido en 1938. Según mis propios observaciones basadas en el repetido recorrido de nuestra América Latina a lo largo y a lo ancho del hemisferio, he notado tres acentos culturales que presiden las distintas áreas, bien entendido que se tratan de acentos que se interpenetran y en modo alguno existen como compartimentos estancos. La gran zona cordillerana que como espina dorsal recorre Nuestra América se extiende desde México hasta Tierra del Fuego. En ella el acento predominante es Indo- latinoamericano; mientras que en las grandes ciudades del cono sur el acento se torna euro-latinoamericano.

Reitero que se trata de zonas que se interpenetran y que en caso de algunos países entre los que se cuenta Guatemala, así como la Argentina, en un mismo territorio nacional se dan diferentes acentos.

Si como creo, toda cultura es un diálogo entre el creador y su medio, mal podrá sorprendernos que la obra de Elmar Rojas, quien no por casualidad fue primer Ministro de Cultura de su país, mantenga ese estrecho vínculo con ese mundo que conoció una de las más sofisiticadas culturas de América Precolombina, ya que allí creció la cultura de los Mayas y Quichés.

Aunque sin duda emparentada a escritores eminentes de su propio país, creo que la imaginería de Rojas está más cerca de esa tendencia que ha sido definida como “Realismo Mágico” y cuyo más conspícuo representante es Gabriel García Marquez, quien aunque colombiano, está dentro del área cultural por mi descripta.

Esa tendencia estética mezcla de la realidad con el mundo de los sueños, algo distinto del surrealismo, en el que el sueño prepondera. Aquí el sueño es una parte ( realismo mágico ) y la realidad es otra. Por eso, la excelente pista que nos dan los títulos de Rojas, a través de los años: “Alegría de Pescadores en la Playa” 1991; “La Invasión de Toreros del Torofuego” del mismo año; “Una Tarde de la Familia de Espantanpájaros” 1992; y combinándolas Torero, Espantapájaros y Torofuego. “Ceremonial del Torofuego y los Espantanpájaros” 1993. Y así hasta sus últimas visiones; “Gentilicios amaneciendo”, “Fiesta en la Playa al atardecer”, “Los que volverán”, “Rituales del Torofuego”, “Viajeros sobre el Paisaje de Guatemala”, “De la Novia Campesina y su Séquito”, “El Gran Señor y sus Hijos Místicos” …. todos esos trabajos de 1999, que fueron expuestos en el Museo de Arte Moderno de Boca Ratón, ó “El Escape de la Vendedora Mística” del 2000.

Para presentar con solvencia a un artista en la introducción de un catálogo, considero que es necesario haber arribado al menos a una idea, algo que nos justifique en las esferas platónicas. Conozco Guatemala, conocía la obra de Elmar Rojas, pero aún así su mundo de Torofuegos, Espantapájaros, Fiestas y Frutos de la Naturaleza, me apabullaba; tal la carga de significantes telúricos, de leyendas de cultura autóctona, de presencias mayas, indoamericanas para las que hubiese sido mejor referente mi primo Federico González que pasó largos años indagando esos peldaños y esotéricos.

Fue así como, por casualidad, y sin yo proponérmelo, de un chispazo se iluminó el modesto aporte que podía hacer yo al develamiento de la obra de Rojas. Como Kandinsky, me topé mirando un cuadro de Elmar al revés, despojándome de toda referencia que no fuese la estrictamente plástica y pictórica. El hallazgo iluminó mi retina. Los verdes esmeralda se hicieron más verdes y más esmeralda, los rojos adoptaron toda la potencia de su condición carmesí, muy diferente a los del rosa de Tamayo. Las masas claras u obscuras se posicionaron en el equilibrio no alterado por el trastrueque de la inversión. El equilibrio tonal de luces y sombras, de claros y oscuros resplandecía con nuevos e inusitados fulgores. No sugiero que las obras hubiesen modificado su calidad; simplemente reveló una experiencia personal que enfatizaba la condición de la obra de Elmar Rojas como la del gran artista plástico que es, y quea mí me importa destacar. Vueltas a su posición normal ya mi espíritu estaba como más sereno, más capaz de captar la riqueza completa de los significados, sin el complejo de mi ignorancia antropológica, más felíz, más entusiasmado para celebrar la exultante pintura de Elmar Rojas.

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