




Nacido en Guatemala, el artista Elmar Rojas pertenece a la generación de pintores centroamericanos de los años sesenta. No solo es arquitecto graduado, sino que también se ha adentrado en la filosofía y la literatura, así como en las ciencias políticas y sociales.
Estudió Bellas Artes en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de Guatemala, complementando su formación en Perugia, Italia, París y Madrid. Rojas ha sido profesor universitario en la Facultad de Arquitectura de la USAC en su país, además de fundador y primer Ministro de Cultura de Guatemala.
Y todo está de acuerdo a su misterio y a su propia naturaleza sobrenatural, que no es otra cosa que el realismo mágico: EL MUNDO DE ELMAR ROJAS.
En esta página encontrarás una galería viva de su legado: obras emblemáticas, textos, entrevistas y proyectos que marcaron su carrera. Buscamos preservar y difundir su visión del mundo, una mirada profunda, comprometida y estética que sigue inspirando generaciones.
Obra gráfica
Sumérgete en las colecciones exclusivas de uno de los grandes maestros del arte guatemalteco. Cada serie es una ventana al color, al símbolo y a la poesía visual que definieron su legado y su arte.
Catálogo artístico
Adéntrate en el universo creativo de uno de los artistas más trascendentales de Guatemala. Cada obra es un encuentro con lo invisible, una fusión de lo mágico, lo ancestral y lo contemporáneo.
El maestro
ELMAR ROJAS
Biografía
Elmar Rojas fue un artista reconocido a nivel mundial. A lo largo de su vida, combinó su labor creativa con diversas actividades culturales tanto a nivel nacional como internacional, mientras también ejercía como arquitecto.
Su obra refleja profundamente el alma guatemalteca, siendo esta una de las claves para comprender su expresión artística. En sus pinturas, Rojas nos transporta a espacios abiertos e inmensos, donde el pasado fluye de manera constante, impregnando el presente con una calma llena de emoción. La luz en sus obras resalta paisajes redondos y profundos, alejados de toda violencia, creando atmósferas de misterio y evocación, cargadas de un delicado lirismo.
Su estilo captura señales de la tradición renovada de los “grandes oradores”, entrelazando en un solo hilo mestizo las dos corrientes culturales que conforman nuestra identidad: la herencia europea y la indígena.
Elmar Rojas nació en 1942 en San Raymundo de Peñafort, Guatemala, y falleció el 18 de febrero de 2018, dejando un legado artístico que trasciende fronteras y generaciones.
Y así, todo se revela en armonía con su misterio y con esa esencia sobrenatural que le es propia, una esencia que no es otra cosa que la manifestación del realismo mágico: El universo encantado de Elmar Rojas.


Espacio de relatos y tradiciones populares del país indígena, cabalgando sobre el mestizaje de los ladinos, envejecido por el tedio colonial. La obra de Rojas captura el misterio de esos cuentos y costumbres que el tiempo no ha logrado borrar, aún latentes en el tañido de las campanas, en las viejas piedras o en los filtros de barro que enfrían el agua y la devuelven más pura, con un aroma más terroso que antes. Es decir, su trabajo busca y rescata ese inagotable caudal de la tradición mestiza guatemalteca, conectando directamente con las fuentes vivas de nuestra cultura. Por eso su obra posee y transmite ese asombro nacido del espacio de la evocación amorosa y serena.
Sin embargo, esta labor de reencuentro no sigue el camino fácil de la imitación o la simple transcripción del folclore, como podría suceder de manera ilegítima. Se trata, más bien, de una minuciosa reconstrucción artística de ese orden cultural, que Rojas logra descifrar y hacer visible. Así, se confirma que —como suele ocurrir en estas experiencias— el verdadero artista es aquel capaz de expresar la esencia de su cultura trasladándola a nuevas realidades expresivas; en este caso, a niveles concretos de expresión plástica. Una expresión vigente y contemporánea, la de este creador guatemalteco que domina los recursos pictóricos y de diseño: los secretos de las veladuras y los colores puros, utilizados como herramientas y referencias técnicas, inspiradas en las posibilidades ofrecidas por las escuelas más avanzadas de la pintura contemporánea americana y europea.
No podemos dejar de notar que la obra de Elmar Rojas, al igual que sucedió en su momento con la del gran escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias, surge desde el corazón mismo de la realidad histórica de Guatemala.
En Rojas, como en Asturias, su temática —que se abordará brevemente a continuación— ha atravesado distintos momentos y significados. Ambos recorrieron una etapa abstracta o meramente formal —si así puede llamarse— (como ocurrió en el caso de Asturias con los desbordes lingüísticos de las jitanjáforas, presentes en obras como Émulo Lipolidón, Anclásan y Claravigilia Primaveral; mientras que Rojas vivió su etapa de pintura impasto entre 1964 y 1968).
Posteriormente, ambos incursionaron en una etapa de denuncia y crítica social, alzando su voz contra las atrocidades y usurpaciones de gobiernos brutales e ilegítimos (el novelista con El Señor Presidente y la trilogía bananera compuesta por Viento Fuerte, El Papa Verde y Los Ojos de los Enterrados; el pintor, con su etapa de Crónica Social entre 1968 y 1972).
De manera paralela, también exploraron un realismo más elaborado y transcripcional (Asturias con sus Sonetos a la manera de Horacio; Rojas, con una poco conocida serie de retratos de damas de la sociedad guatemalteca).
Finalmente, ambos alcanzaron una etapa de madurez creativa, en la que reformularon sus lenguajes y cristalizaron nuevas realidades artísticas más profundas y complejas. En esta fase, sus estilos personales —sin ocultar ecos de las resonancias sociales externas— se sumergen en mundos de signos individuales, de un barroquismo refinado y una riqueza expresiva desbordante. En Asturias, esta etapa se refleja en obras como Mulata de Tal, El Alhajadito y El Espejo de Lida Sal; mientras que en Rojas se manifiesta en las series de Desnudos Fragmentados (1975-1980), Personajes Conmemorativos (1980-1984) y la serie de Espantapájaros (1984-).
Cabe recordar que, de manera significativa, tanto Miguel Ángel Asturias como Elmar Rojas recibieron parte de su formación artística en Europa, donde adquirieron una porción sustancial de sus técnicas más recientes.
Premios
A lo largo de su destacada trayectoria, Elmar Rojas recibió numerosos reconocimientos que celebran no solo su talento excepcional, sino también su invaluable aporte al arte y la cultura. Sus obras, cargadas de simbolismo, realismo mágico y profunda identidad guatemalteca, trascendieron fronteras, ganándose el respeto y la admiración tanto en su país natal como en escenarios internacionales. Cada premio otorgado a Rojas es testimonio de una vida dedicada a la creación artística, al rescate de las tradiciones y a la proyección de una visión única del mundo.
Estos son algunos de los galardones que honran su legado.
MAAA World Prize
World’s l5 Best Artist, USA. 1991
Camilo Mori International Award
lX Art Biennial, Valparaiso, Chile 1989
“Cristobal Colón”
Great Iberoamerican Prize, “Cristobal Colón”, Madrid, España 1984
Grand Prize, Mezoamerican Biennial
incididunt ut labore et dolore magna aliqua 1990 Guatemala.
First Prize
Arte Paíz First Biennial. Guatemala 1978
First Prize
Contemporary Art Museum, Panamá 1943
Grand Painting Prize
Art and Culture Festival, Antigua Guatemala 1976
First Painting Prize
Art and Culture Festival, Antigua Guatemala 1973
Latin American Prize
Casa de la Cultura Ecuatoriana, uito, Ecuador 1972
Grand Painting Prize
Central American Contest, Guatemala 1971
Second Prize
Shell National Painting Contest, Guatemala International Honorary Prize, Art Festival, Cagnes-Sur-Mer, France 1969
Second & Third Prizes
Juannio Contest, Guatemala 1968
Grand Painting Prize
Central American Contest, Guatemala 1967
First Prize
Painting, Central American University, Guatemala 1966